Siempre he pensado en la muerte - Confesiones pandémicas #1


Siempre he pensado en la muerte, incluso he idealizado la mía una y otra vez mientras pisoteo mi autoestima. Ahora, justo ahora que la muerte se pasea por calles desocupadas pienso en la vida, no porque tenga miedo a morir, sino porque finalmente entiendo que en el ocaso de la existencia se aproxima otro tipo de alba y el luto es anulado por la eternidad. 

Hace cincuenta y siete días he puesto mis pensamientos en cuarentena, con un cuaderno lleno de palabras aisladas de la gente y preguntas de las que quizás no quiera escuchar respuesta aun. Hojas llenas de cosas que existen pero no se ven. Ante el inminente habito del ser humano por justificarse en otros, sentí necesario el límite y el silencio como única vacuna al miedo y la ansiedad. De repente, el mundo está infectado de un virus amenazante y no puedo, ni quiero escapar de la reclusión, ahora global.

No me alegra la desgracia, no ignoro el daño y las consecuencias, pero el caos está lejos de mi mente, por estos días y los que me resten, nunca más seré igual. ¿Por qué era importante esta interrupción? Quizás para ver, ver lo que antes estaba borroso y ahora se muestra con claridad, para entender cosas...


Cosas que con los días necesito confesar. 








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